Ese fuego catalán.

A veces ocurre que el tren que se dirigía a toda máquina hacia el despeñadero queda de pronto detenido, clavado al borde mismo del abismo. Ocurrió sin más, se dirán los mirones, mientras que en algún lugar alguien esboza una sonrisa de burla diciéndose: -Sin más, no, con muchos duendes que trabajaron pacientemente para que ocurriera, o mejor, para que no ocurriera lo que los amos del ferrocarril habían dispuesto para ese tren, su despeñamiento. Un ejemplo: «¿Quién ha hecho que, hoy por hoy ERC, Junts per Catalunya y el resto de independentistas no tengan LÍDERES porque están DESCABEZADOS? Mariano Rajoy y el PP». «¿Quién MANDA A LA LIQUIDACIÓN al independentismo? Mariano Rajoy y el PP». «¿Quién se merece los votos para SEGUIR LIQUIDANDO el independentismo? Rajoy y el PP» (el resalte en mayúsculas, mío). En efecto, gracias a Ignacio González y a Soraya Sáenz de Santamaría, entre otros, parece que Mariano Rajoy y el PP ya están comprometidos. ¿O descabezados y liquidados?

Tengo el pálpito de que el gobierno, los partidos cómplices a sus órdenes y los amos de unos y de otros pusieron excesivo entusiasmo en ‘lo de Catalunya’, que en realidad fue siempre lo de España. Se emplearon tan a fondo porque se sintieron absolutamente seguros de que, de nuevo, habían dado con la fórmula magistral para seguir entreteniendo a la ciudadanía con títeres, pero títeres a lo grande, y por cuya causa los titiriteros parece que jamás habrán de enfrentarse a la justicia, quizá porque estos sí son titiriteros de verdad, se las saben todas y cuentan con mafias, redes, protectores y simpatizantes dispuestos estratégicamente en el lugar requerido del poder y aun del escalafón social. Esas simpáticas y oportunas pantomimas estaban concebidas para tapar sus crímenes, los del latrocinio del erario, los de los recortes, los del rescate de la banca, los de la injusticia sistémica, los de la privatizaciones para favorecer a amigos que a su vez los favorecían, los de la férrea censura ejercida, los de un Franco por enterrar y unos muertos por desenterrar, los del gansterismo y la estultica constantes, los del pitorreo a los derechos humanos, los de la liquidación del contrato social, los de faltar a la ley y aun después burlarla y desobedecerla, en fin, cuanto conocemos hasta el hartazgo tras verlos ejercer el poder, hoy, en las mismas, a pesar de las brutales consecuencias a la vista de quien quiera ver.

Pese a tanto teatrillo de guiñol en sesión diaria, al comienzo de esta historia, eran muchos los lúcidos que se quejaban de que, con ‘lo de Catalunya’ de continuo en su boca, el PP quería apartarnos la vista de lo esencial, cuanto acabo de enumerar y más, como se quejaban otros de que el victimismo catalán apartaba de primera fila, a manotazos, las cuestiones del pan, el pan de un país hecho unos zorros. ¿Pero no os dais cuenta de lo que está pasando, Cristo? ¿Cómo podéis perder el tiempo con jueguecitos de independentistas que no pretenden sino engordar su bolsa? Al fin y al cabo son catalanes, vieja tribu de comerciantes de lengua extraña siempre a lo suyo.

Habla ahora, si se lo permitimos, Alejandro Sawa -el Max Estrella de Valle en Luces de bohemia- que «murió loco, ciego y furioso».

«¡Irme, irme! Ya no sueño sino con eso. Irme a una tierra cualquiera donde la villanía no sea el estado social de la gente, donde a lo menos las afirmaciones y negaciones tengan el sentido filosófico que todos los léxicos les prestan, donde el honor se asiente en las almas y no en los labios. ¡Irme, huir de aquí, por dignidad, por estética, por instinto de conservación! ¡Es que yo me noto aún sano en esta sociedad de leprosos!». Y con lo que está pasando, ¿alguien cree aún en la salud de los españoles?

Y también habló de esta manera: «¡Para qué seguir, para qué insistir! Ya no lucho; me dejo llevar y traer por los acontecimientos. Hombres y cosas me han hecho traición, o no han acudido a mi cita. Me sería difícil decir un solo nombre de mortal que se haya sentido hermano mío. Me puedo creer en una sociedad de lobos. Llevo en todo mi cuerpo las cicatrices de sus dentelladas y oigo maullidos cuando reconcentro mi espíritu para evocar recuerdos.» ¿Les suena? Pobre, inculto y misero país que no ha aprendido nada en todo este tiempo, un siglo largo entre las palabras de Aejandro Sawa y las actitudes e ‘idiosincrasia’ actuales.

Algunos -de los que leyeron a Sawa y no solo- que reclamaban su libertad y su dignidad se  desesperaban, pero por muy otras razones. ¿Cómo no veis que es la gran oportunidad de que por fin algo se mueva en esta agonía de seguir estando quietos pase lo que pase, la gran ocasión, la única en este momento y en cuantas se vislumbran? Defendamos esa causa, apoyémoslos, pongámonos de su parte. Entre ellos y nosotros podremos ponerle los puntos sobre las íes -he leído que Inés Arrimadas los dibuja en forma de corazoncito- a toda esta tropa de seres tan inhumanos como asombrosamente incultos, aventemos las brasas de un fuego que se originó en Catalunya para que crezca e inflame lo que debe inflamar, para salir de este lodazal, prolongación del lodazal de la dictadura y prolongación del lodazal de la santa transacción que le siguió.

Pero no hubo manera. La gente se lanzó a colgar rojigualdas en el balcón, a cantar España cañí o el ¡A por ellos, oé!, a modo de espanta meigas, a perseguir catalanes por los rincones y a contar hechos tremendos que vivieron en persona, como que se les hubiera negado una carta en español en un elegante restaurante barcelonés o que un chiquillo en un parque les hubiera respondido con un desafiante ‘adéu’ a un simple ‘adiós’ más burgalés que el Cid. De no creer, o de creer que Catalunya es un país situado a miles de kilómetros de España.

Con todo, a esos algunos que éramos se fueron sumando poco a poco otros que no veían, pero que fueron viendo que, pese a lo que tenga que pesar, incluida la corrupción de cierto partido catalán, tendría que ser ahora o no sería, como fueron viendo que, si salía triunfante el bloque de cemento armado autodenominado constitucionalista o unionista, apaga y vámonos. Y por mucho tiempo.

Quien mejor ha resumido este nuevo discurso del no -o del sí, depende- es un hombre que fue casi un desconocido hasta que el pasado 1 de octubre, junto con dos compañeros,  Àngels M. Castells y Joan Giner, ‘olvidó’ mostrar su voto en el Pleno del Parlament por la Independencia, un voto que debiera haber sido un no y que tal vez no lo fue. Me refiero a Albano Dante Fachin Pozzi, político hispano-argentino, activista contra la corrupción sanitaria y líder de Podem Catalunya hasta que dimitió como secretario general del partido.

Dicen que la tentación de corregir el no de entonces por parte de muchos votantes catalanes se ha disparado de tal manera, que me pregunto si Catalunya en Comú-Podem no nos dará la sorpresa a última hora, bien absteniéndose, bien poniendo sus votos a disposición del bloque soberanista, y ello con tal de evitar que la derecha neoliberal de corte montaraz y nacionalcatolicista, es decir, el PP, el PSOE y Ciudadanos, se haga con el poder también en Catalunya. Porque ese sería un final que ningún catalán en su sano juicio podrá soportar y mucho menos lo soportaría este país en su conjunto: Catalunya en manos de Arrimadas y España entera en las del PP.

Dejemos que sea el propio Fachin quien se explique:

https://www.youtube.com/watch?

Y si al terminar hay sed de más, lean esto -cuya autoría con nombre y apellidos ignoro, lo que celebro- porque se mueve en la misma o muy parecida línea a lo que sostiene Fachin:

https://elrobotpescador.com/20

En suma, en este momento, guste o no, los catalanes vienen a ser… ¿la vanguardia del antifascismo? Y no solo en España, en Europa. Si terminan por ser derrotados, se abrirá simbólicamente la puerta al fascismo factual sin barreras en todo el ámbito de la UE. Ya hemos visto desde qué tribunas se reedita y se pontifica el Congreso de Viena de 1815. Elecciones vigiladas, posible pucherazo, intervención de una autonomía, candidatos en la cárcel o en el exilio, auditorías abusivas, etc., cuanto está permitiendo un 155, ese totum revolutum que condimentan y aliñan astutamente para los de mente más feble y para los más desinformados los obscuros mercenarios de la opinión, esa gentuza que les va proporcionando cuantas coartadas sean precisas para que vuelvan a comerse sus tripas y para que se amordacen gustosos, mientras Rajoy, bizqueando y brindando con Freixenet, ve en la tele un partido de fútbol, ¡a por ellos, oé!, ¡a por ellos, oé! Pero ese «ellos» somos todos. Para el capitalismo multinacional y para los lacayos que son casi todos, no solo los políticos, no hay puerta a la que no se le pueda dar un patada. Y precisamente para descerrajarla se ha puesto, por ejemplo, pero hay más, USA en manos de un simio bajo cuya mirada todo es posible.

En cualquier caso, en todos los casos, tras lo que hemos visto, oído y leído, lo que seguimos viendo, oyendo y lo que siguen escribiendo nuestros más preclaros y comprometidos prohombres de la lengua y la literatura, sin ir más lejos, Javier Marías, ayer, en El Paísito -«Luego, todas sus actuaciones han sido y siguen siendo de un cinismo que ha superado al que hemos sufrido por parte del PP durante lustros, y que en verdad parecía imbatible, lo mismo que su nivel de falacia»- o Almudena Grandes en el mismo panfleto -«El desinterés del Estado español por combatir en el terreno de la propaganda ha facilitado lo que hace unas pocas semanas parecía inconcebible. El relato independentista ha resistido las mentiras, las torpezas, e incluso el abandono de sus líderes, con unos pocos gestos sencillos, tan eficaces como el lazo amarillo y la usurpación sistemática del vocabulario de otro Estado español contra el que se rebeló otro gobierno catalán»-, no queda sino votar el comienzo de la liberación del pueblo español en su conjunto, y aunque solo fuera por el terror, insisto, a que pudiera mandar en Catalunya el mismo Trío los Panchos o Frente Amplio Azul Cielo que ya manda -¡y hay que ver cuánto manda, lo que manda y con qué bastones!- en España. Y luego… pues ya veremos qué se hace, ¿no?

Si llegados aquí, aún no entendieron nada, escuchen a alguien a quien se le entiende todo en cuanto abre la boca, por lo que no importa que esta intervención concreta tenga ya un año largo. En lo que me concierne estrictamente, se trata de una especie de brindis que me permito a la salud de Arturo Pérez-Reverte, otro preclaro prohombre de las letras y compañero en la RAE -de la que tanto seguimos esperando- de Javier Marías; de Almudena Grandes solo tal vez en la secreta aspiración a ocupar sillón esta señora de la que sabemos que escribe progre y llorando al tiempo.

https://www.youtube.com/watch?

10 comentarios en “Ese fuego catalán.

  1. «¿Os imagináis un país con un PP residual?. ¿Os imagináis un país con mayorías sociales, políticas y parlamentarias suficientes para iniciar y culminar un proceso constituyente en pos de una república?. El país que imagináis ya existe y se llama Cataluña. Ayudadnos, nosotros también os ayudaremos» Gabriel Rufian

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    1. La verdad es que ni yo misma sé si me gusta ese punto de vista, por lo que ni imaginas cómo me sube la moral el hecho de que te guste a ti. De lo que estoy segura es de que no hay otro. Y respecto a lo de ahondar esta inexperta ciudadana en el camino de recentralización del estado… ¿recentralización, dices? ¡Madre mía! ¿Me sugieres la supresión de las autonomías, y ello porque Catalunya emprende un viaje de huida al ver las barbas del vecino…? ¿Huida? ¿Las barbas del vecino? ¿Qué vecino? Está claro que no sé leer la prensa, pero gracias por el empujón, amigo mío.

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  2. Que bueno volver a encontrarte treinta y seis años despues y recordar entre tantas cosas una tarde comiendo empanada, gallega por supuesto, mientras veiamos Victor o Victoria.

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    1. Echemos cuentas inefables, pues. Treinta y seis años después… luego, rondas arriba abajo los cincuenta. ¿Chico o chica? Porque me has hurtado todo adjetivo o participio que pudiera darme una pista… ¡pero creo que ya lo tengo! Un instituto de Silla, tú eras alumno mío -solo se te han escapado DOS acentos- y yo directora toda tuya, te comías mi empanada gallega en casa mientras veíamos Víctor o Victoria junto con cinco o seis compañeros tuyos y alumnos también míos, el Pauet tendría… hmmm… ¿unos seis o siete años? Bingo, ¡tengo que escribirte para saber tu nombre! 🙂 Quien seas, ¡qué alegría, amor meu, bienvenido de nuevo a casa! De verdad, y lo sabes.

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  3. Tu alegría me da alas. Era en Silla, lo de los acentos ha sido por el móvil. Me gustaría darte más pistas pero creo que este no es el lugar. Si te consta mi e-mail ponte en contacto. Solo decirte que esa tarde en tu casa solo estabas tú, mi novia y actual mujer y yo. Bueno y mi nombre es Angel, aunque te perdono que no te acuerdes después de tantos alumnos.

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    1. Ángel, que conste que te respondí a vuelta de correo, concretamente el pasado día 19. Como no has vuelto a decir nada, quiero asegurarme de que la dirección era la correcta, es decir, no estoy instándote con estas líneas a que me escribas, que también 🙂 No, en serio, ya que no me lo han devuelto, tienes que haberlo recibido. ¡Da alguna señal cuando puedas, caramba!

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